Desarrollo de habilidades a partir de una dinámica corporal 

Hace casi 9 años, decidí volver a retomar mis clases de tango. Había encontrado un nuevo lugar, cerca de Av de Mayo y me sentía muy a gusto con los profesores. Siempre fue un baile que llamó poderosamente mi atención aunque no sabría realmente de dónde surgió tal curiosidad ya que mis padres nunca, al menos hasta el momento, demostraron tener afición por la música del tango y aún menos por el baile. Mi paso por el tango siempre fue de idas y vueltas pero la última vez que regresé recuerdo que algo había cambiado. Empecé a sentir que me conectaba de una manera diferente a este baile y en una de las experiencias con mis compañeros uno de ellos me dijo, “no puedo sentir dónde estás parada”. Me miré los pies y vi que me encontraba en puntas de pie queriendo hacer equilibrio con el cuerpo pero no apoyándome en el otro ni diciéndole “Presente”. Ojo!, esto no significa que debemos darle todo el peso a la otra persona, pero sí que debemos hacer un baile en conjunto, que podamos ayudarnos el uno al otro en esa dinámica y que a la vez podamos ser nosotros mismos pero siempre estando presentes en la comunicación. En ese momento, comprendí que esta danza no sólo era mi cable a tierra sino también una herramienta de conexión con mi ser, un instrumento de autodescubrimiento y conocimiento del otro y de cómo nos comportamos en las relaciones. A su vez, llevarlo al cuerpo y hacerlo consciente fue una manera de empezar a visualizar qué de esas formas y patrones que tenía quería modificar u otras tantas trabajar para finalmente poder tomarlas como propias en el baile y en la vida.

Aprendí entonces como follower (así le llamamos a la persona que es guiada hoy en el tango) a fluir con la música y con los movimientos de quien me llevaba, a confiar en su guía, a proponer también desde ese rol perdiendo el miedo a expresar lo que necesitaba. Después cambié de rol y comencé a llevar y profundicé en la empatía con el otro adecuando mi comunicación a los recursos que tenía mi follower, percibí todas las cosas que tenemos que tomar en cuenta cuando guiamos, el contexto, las parejas que bailan a nuestro alrededor tratando de no chocar a ninguna, respetar las reglas bailando a contrarreloj y en círculos y al mismo tiempo saber que el objetivo es poder construir en equipo un baile que funcione como una unidad respetando nuestra individualidad. 

El baile conformó entonces una nueva forma de aprendizaje que caló tanto mi ámbito personal como laboral. El baile es parte de mi vida ¿no crees que también es parte de la tuya? 

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